Hace un año, en esta misma temporada el calor atormentaba miles de poblaciones, los cultivos se perdían, incendios en cualquier zona vulnerable, y lo que yo pensaba al ver esto era en el invierno que se vendría después. Y es cierto, es un invierno que está hundiendo a Colombia, por no decir que al mundo entero. En estas fotografías muestro cómo encontré la vía que va de Medellín a Andes, al sur de Antioquia. Por aquí hace unas semanas se le vino la tierra encima a unos motociclistas y quedaron sepultados para siempre. El pueblo ha quedado sin comunicación con la ciudad por varios días. Toda la tierra se desploma, se hunde en sus propias fauces. El común se queja y se lamenta, les da pesar al ver las imágenes de los noticieros, ver cómo se hunden pueblos enteros, y de ahí no pasa. Alfredo Molano en sus últimas columnas en El Espectador ve llover y su corazón no hace más que mostrarnos este desastre: “La esponja que eran nuestras selvas y montañas ha sido arruinada. De ahí los derrumbes, los deslaves, y en general las inundaciones. La tragedia del barrio La Gabriela en Bello es un ejemplo brutal del efecto de la deforestación de ladera. Nada detiene la tierra desnuda una vez se llene de agua pese más. Simple: se derrumba, echa monte abajo y se lleva barrios, veredas, carreteras, puentes”. Quisiera que pensáramos un poco en algo más allá, en todo lo que se nos ha olvidado desde un principio y porqué hemos llegado hasta tal fondo, hasta el innegable daño que se le ha hecho a la tierra. Hemos olvidado que hay lugares donde no se puede construir, donde no se pueden sembrar monocultivos, donde no se pueden explotar las minas, donde se desvían ríos y se talan árboles nativos y este olvido lo pagamos caro. Hemos dejado de lado la historia y ahora estamos viviendo las consecuencias. Los poderosos se han encargado de que lo olvidemos todo y vivamos en un mundo de fantasía, de máscaras y de ignorancia.
La tierra sufre, se queja, se lamenta y sin embargo no se piensa en ella, se le maltrata y probablemente nada cambiará, por el contrario se aumentarán las tragedias hasta que no haya conciencia de todo esto, mientras no se tomen medidas drásticas y se haga algo razonable, porque de lo contrario Colombia quedará en el recuerdo, sino es que también se deja en el cajón del olvido y las nuevas generaciones no sabrán que alguna vez hubo Colombia.
1 comentario:
Me encanta lo que haces.
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