domingo, 3 de abril de 2011

Un poema para el mes que sabe a flores

Abril me suena a pájaros y flores, a frutas y colores. Y de repente llega José Manuel Arango que pinta toda esta sensación en un bello poema que titula abril. Un nombre sonoro es abril, como una danza y un canto de golondrina. 
Aquí va el poema con unas flores que les quiero regalar y que bellamente acompañan esta melodía.



     Abril

Ocre y verde: montañas
y montañas detrás de montañas
detrás de montañas

Es abril. Los rocosos declives han florecido,
la hierba abunda en flores diminutas.

Caminos de azafrán, espigas y espartos.
Abril es todo vuelos, todo gorjeos.
En abril la montaña se aduenda, se aniña,
en abril nos sorprende su apariencia ligera.

Una lagartija cruza −rayo, arco iris−
 por la base del muro:
una lagartija de papada azul
y fino dorso rayado.
El gavilán vino de lo alto del cerro,
otea desde la copa del noro.

Ocre y verde.
                     Montañas
y más allá montañas: una fuga de formas.

Y por sobre ellas la luz, 
azul y dorada. 

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