domingo, 5 de mayo de 2013

El destello de la ventana


Se vuelve a abrir la ventana que durante tanto tiempo estuvo cerrada con llave. Las telarañas ya habían formado un mandala y las arañas habían casado miles de insectos. El polvo ya no tenía espacio donde asentarse, de vez en cuando pasaba mi dedo y hacía algunas figuras. 
Cerrar la ventana es adentrase en el vientre y descubrir el mundo a solas. Miles de cosas pasan a cada instante y ellas se guardan para ir inflando el globo de los recuerdos. 
Un día la ventana me hizo un gesto de preocupación: no sabía cuándo se volvería a abrir. Yo tampoco sabía. No se quién sabía. No indagué mucho hasta que lo olvidé.
Hoy, en el momento menos esperado, tuve el empujón que me llevó a abrirla. La llave estaba bien guardada y eso sí sabía dónde. Me esperaba, tibia, en una cajita de cartón donde también guardo algunos secretos.
Cuando la ventana se empezó a abrir, chirrió un poco y hubo que hacer algo de fuerza porque estaba pegada. 
Hace días soñé que la abría y un destello me cogía del brazo y me llevaba volando por un paisaje completamente blanco, como si estuviera cubierta de niebla.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Rostros hermanos


Todos los rostros me atrapan. Observo cómo cada uno tiene sus propios gestos. Demuestran que han vivido al máximo sus días. Ojos que me cuentan sus historias enmarañadas en recuerdos. Sonrisas que van expeliendo su encanto con cada aire que pasa. En todos ellos me puedo ver y encuentro que cada uno me contiene. Son andinos que vuelan por el espacio trayendo mensajes que alimentan. Seres que permiten, desde la distancia, que  nuestros espíritus se encuentren en la danza. Un soleado domingo en este municipio del suroeste donde hay tanta diversidad. Campesinos que salen al encuentro hermano de montañas y cielos luminosos. 









domingo, 4 de marzo de 2012

Tejiendo Si´kuli


Tejiendo voy evocando los grandes espíritus. Voy disolviendo mis temores hasta que mi mente logra el equilibrio, la blancura, donde no perturba nada. 
Hace ya más de un año aprendí a tejer los ojos de Dios. Son unos bellos objetos que vienen del sur - oeste de México. Es un elemento ceremonial sagrado y una ofrenda. Al tejerlo hay un encuentro con la meditación, sanación, protección, memoria de las raíces, recuerdo de nuestra misión, danza del tejido. En lengua de las comunidades Navajos, Wixarika y Huinchol se dice Si'Kuli. El espíritu que lo acompaña es Tate' Naaliwa 'Misi' Kuli, que quiere decir, madre agua del este.

Aquí logro el gran encuentro interior.
He obsequiado alguno a mis amigos, pensando en ellos logro formas y colores que sus mismos espíritus me dictan, los sueños también me muestran formas. Sale a flote mi estado de ánimo cuando mis manos emprenden el tejido.
Veo al Si'Kuli como ese gran compañero que nunca olvidaré. Mis manos lo sienten como la más dulce caricia. Mis ojos ven el cosmos en sus formas. 
Es la vida la que ilumina cada espacio donde el ojo de Dios se encuentra. Es la alegría, el regalo que nos da cada que nos topamos con él.
Les quiero regalar unos cuantos que he hecho.







lunes, 6 de febrero de 2012

El vuelo del aguilucho


Hace días no caminaba por la ciudad. Está bastante florecida. Los cámbulos están en su esplendor. Los cielos son rojos. Sin embargo, las quebradas cada vez más sucias, el río más fétido. La velocidad de la vida se acelera, todos con un afán, un temor, las cabezas gachas.
Presencié un momento que me aclaró toda esta situación. Estando en Manrique escucho el canto de dos aves en la terraza de un edificio. Como mi oído escucha hasta el caer de una hoja, pues salí a ver qué pasaba. Y ¡oh! sorpresa, dos aguiluchos negros (Buteo albonotatus) rondaban a las palomas buscando su presa. No vi el momento en que atraparan alguna, porque las palomas asustadas con esto seres tan grandes, volaron al escondite más cercano. El cielo se revoloteaba. Los aguiluchos, al parecer, bajaban del parque Arví, porque iban descendiendo poco a poco. Quiere decir que arriba, en la reserva, la cosa no está muy bien. Se está acabando el alimento para estas especies que mantienen el equilibrio en los ecosistemas. Los árboles nativos están siendo talados a gran velocidad. Pronto no encontraremos más estos bellos aguiluchos, que habitan desde el sur de Estados Unidos hasta Bolivia, Paraguay y Brasil, por estas zonas. El plumaje es casi todo negro, excepto las últimas plumas debajo de las alas, que son blancas, las patas amarillas y un pico amarillo con la punta negra. 


Aquí en la ciudad abundan las palomas y las tórtolas, tal vez la mejor presa en estos tiempos para los aguiluchos, es decir, aves muy inteligentes que llegan a la ciudad desplazadas de los bosques. Cuando se acaben las palomas, empezarán a sacarle los ojos a los humanos, igual, estos últimos, no ven el daño que han causado en esta gran reserva.
Les dejo unas fotos que logré tomar de los aguiluchos. faltaban diez minutos para las seis de la tarde, una hora en que la luz es difícil para la fotografía, pero fácil para la caza que emprenden estas aves.








jueves, 5 de enero de 2012

Ciudad amarilla

Miro a todos lados de la montaña y grandes pompas amarillas resplandecen. Son el mismo sol que quiso iniciar el 2012 en Medellín y atrapar las miradas de estos ciudadanos que ya veníamos agotados de tanta luz azul artificial que pobló el diciembre y que aún se conservan. Ellos se elevan para colorear el espacio y gritar que hay mucha vida en la tierra, que hay esperanzas de cambio para los hombres.
No puedo evitar pararme debajo de un guayacán y esperar a que suelte una flor y cogerla en el aire antes que caiga al piso y luego recoger varias ya caídas y guardármelas en los bolsillos. 
 Festejo la vida. Sorprenderse ante la maravilla es tener, aún, mucha vida.


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