jueves, 11 de junio de 2009

Volver con el alma llena...

Desaparecer por un periodo de tiempo se vuelve fascinante. Y más si he desaparecido de mí misma. Hay una especie de ebullición interior, de caída abismal de la que tarde o temprano habrá que levantarse o por el contrario caer eternamente. Hay días de tristeza, otros de sospechosa alegría. Pero hay días. Estoy haciendo un viaje por algunas regiones de Antioquia y posiblemente saldré de Antioquia. Pero también es un viaje por algunas regiones del alma. Dejarla que ella vaya a su ritmo, verla alejada del cuerpo (cosa a la que no nos acostumbramos mucho). Ese viaje interior necesita más atención que ir con una maleta y conseguir algo de comer. Necesita dejar todo al desnudo y saborearlo sin ninguna barrera. Ahí es donde encuentro el verdadero gusto.
Y también es un gusto desplazarse y conocer la verdadera historia del país. Escuchar las marcas que ha dejado, y sigue dejando, la guerra en el corazón de nuestros campesinos. Andar cerca a la pobreza y al ocio. Cerca al crimen y al temor. Son momentos que se viven también en la ciudad, pero con menos contaminación y menos ruido.
Quiero invitarlos a viajar, a salir de la comodidad en que andamos todos los días. No hay seguridades, sin un invento. Es necesario abandonar el sistema y las cosas que nos privan de nuestra libertad. O tiene algún sentido hacer lo que se viene haciendo? No es mejor romper con las costumbres?
Amigos es una invitación de corazón.

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