TANTOS COLORES,
TANTAS ESENCIAS,
Y EL HOMBRE AÚN
GOLPEÁNDOSE CONTRA
LOS RIFLES Y CAÑONES
QUE LO CEGAN DE TODO
MISTERIO, DE TODA SONRISA.
EL CIELO SIGUE ESTANDO AHÍ,
OBSERVANDO, DESDE SU
ASIENTO ESPECIAL,
EL DERRUMBE.
Foto tomada en Girardota a las 6:23 pm
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