domingo, 27 de diciembre de 2009

Pavo Real





Es una gran fortuna encontrarse aún animales tan sorprendentes como este pavo real. Después de verlo y fotografiarlo en Jardín, Ant, indagué por su procedencia y esto fue lo que me encontré.
El macho, provisto de un pico fuerte, su cabeza está cubierta de un plumaje azul brillante y coronada por un copete de plumas. El macho  alcanza una longitud de 2.2 m y un peso de hasta 5 kg: su plumaje de color azul iridiscente con reflejos verdosos es usado por el macho para defender su territorio y también como conseguir a la hembra para el apareo. Coberteras de hasta 2 m de longitud, que -al desplegarse- forman un majestuoso abanico tachonado por  ocelos en tonos dorado, azul y verde. La hembra en cambio tiene hasta 1 m de largo y 3 kg de peso. Su plumaje es ceniciento, blanco en el cuello y con reflejos verdes en el pecho. El penacho es pequeño, de color café.
Esta ave es originaria de las Indias, de donde la trajo Alejandro Magno de vuelta de sus conquistas a Babilonia donde murió. De aquí, se propagaron estas aves por la Persia y la Media y de estos reinos fue de donde los romanos las llevaron a Italia.
Los antiguos hacían mucho aprecio a la carne y huevos de estas aves. El orador Quinto Hortensio fue el primero que introdujo entre los romanos el gusto por la carne del pavo que hizo servir en un gran convite que dio cuando fue creado augur. Marco Antonio Luco fue el primero que discurrió hacerlas andar a manadas para engordarlas.



viernes, 18 de diciembre de 2009

Extraños en casa

Salía a la cuidad nocturna con la mera intención de recordar esos antiguos recorridos que hice apenas llegué a Medellín, unos seis años atrás. Entré a un bar con una amiga que conocí en la Universidad. Llegamos al Eslabón, en el centro, media cuadra arriba del parque del periodista y media cuadra abajo de la casa de mi amiga. Los martes hay orquesta en vivo, y no cae mal escuchar una orquesta de salsa en vivo y en el centro. Llegamos temprano por que el lugar es pequeño y se llena rápidom por lo menos para tener un lugar para sentarse. Rra una buena noche para olvidarlo todom tomarse unas cervezas y tener una buena conversa o escuchar las quejas del otro. Cuando llegamos ya estaba lleno y sólo había un par de sillas en la barra, las nuestras. No era un buen sitio, pues desde allí se hacían todas las filigencias para obtener una cerveza, un ron o cualquier trago. En unos pocos minutos el bar parecía una de esas avenidas de las grandes ciudades, atestada, iban, venían y sobre todo bailaban como podían. En frente mío tenía una gran imagen del Che, hombre que despertó grandes entusiasmos en mí y buenas revoluciones internas, la cual miré casi todo el rato que estuve allí. Cuando hablaba con mi amiga llegó Scott, un extrangero que me invita a bailar. Le dije que no sabía bailar y él en su mal español me dijo que me enseñaría. Se terminó aburriendo y fue a buscar otra pareja. Lo vi de lejos moviendo nada más que sus piernas y pensé en la falta de esa cadencia de los latinos, no sabía dónde tenía sus manos ni su cabeza.
Me la pasé mirando las dos mujeres que atendían en la barra entregando cervezas y recibiendo dinero, lo hacían con tanta naturalidad y rapidez que me sorprendí. Luego las acompañaba un hombre muy alegre, además que parecía de otra época. también estaba el mesero y pare de contar. eran 4 para cientos de borrachos, bailarines y sobre todo extrangeros que no se les entendía nada. Una hazaña para estos cuatro. el 99 por ciento del bar estaba invadido por gringos, españoles, ingleses y  me supongo que de otras muchas partes, todos borrachos y demostrando sus ganas hacias las chicas colombianas. Se nos metieron en el rancho, pensé, y había que hacer un esfuerzo sobrehumano para entenderles. Debedía de haber un cupo limitado para extrangeros en los bares. La orquesta, que nunca supe su nombre tocó poco tiempo, sonaba agradeble, pero no se veía nada.
Ya estábamos cansadas de tanta gente, calor, ruido y decidimos salir. Afuera no era distinto. La calle, otro bar y muchos más extrangeros. No es que sea xenofóbica, pero es que tantos cansa. Me acordaba de la ciudad antigua en Cartagena, todo caro hasta para nosotros que somos de ésta casa. Por su abundancia de dinero es que los de aquí aprivechan. Ellos muy divertidos embriagándose y conquistando las muchachas colombianas que por cierto a ellas también les encanta se seducida por un monito...

viernes, 11 de diciembre de 2009

EDGAR ALLAN POE





No es fácil ver a Poe por ahí en un teatro, ni mucho menos contando su vida.  Este es el intento que hace la fotógrafa Sandra Zea, al dirigir la biografía de Edgar Allan Poe. Es verdad que esta encarnación logra transmitir a ese Poe del siglo XIX, muestra ese rostro duro y atormentado, el actor lo siente de verdad. el asunto es que la obra no trasciende a ese Poe que conocemos, pero no va al caso, porque lo que aquí muestro es la fotografía.










Además que su cuervo lo acompañó esa noche, cuando en el teatro Hora 25, llegó Poe en un ataúd negro llevado por tres mujeres vestidas de blanco. Una ceremonia fúnebre donde en algún momento se levanta Poe y grita un poco de su vida.









-Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”-





viernes, 4 de diciembre de 2009

Retratos

El cuerpo es ese vínculo del hombre hacia el exterior. Por tal razón debe ser visto y disfrutado sin sentimiento de culpa y sin la carga moral que tanto nos ha rodeado durante siglos. Ahora, es indispensable buscar la belleza después de quitarnos todos los mantos, perseguirla como el fin último pues es la única manera de recuperar la inocencia perdida. Con la fotografía se logra. Era Lewis Carroll un gran fotógrafo que llevó este arte a su máxima expresión a tal punto de profesar la divinidad como filosofía personal. Es por eso que la fotografía se va adentrando en las vísceras del que se dedica a ella. Va llenando ese vacío que también logra la literatura, la música, la pintura, es decir, el arte. Se va transformando la mirada de la realidad.

Por ejemplo los rostros andinos, a los que les he dedicado algunas horas, tienen el encanto de reflejar serenidad, luz y la virtud de guardar su tragedia. Algunos llevan en sus ojos esa tierra que los vio nacer, pero todos tienen la mirada fresca y coqueta, esa que ni los años destruye.

Andes tiene a 5 kilómetros un resguardo indígena, Cristiana. De allí van al pueblo los domingos estos indígenas a comprar su mercado, igual que los campesinos. Y tiene uno el gusto de toparse con estos.


Aquí está Jairo Toro, poeta y alcohólico. Un enamorado de la vida y de las muchachas bonitas, pero no cree en ninguna del pueblo, a todas les dice que son bobas, llenas de nada. Está dispuesto a seguir la primera revolución que se le atraviese por el paso. Canoso, como le dicen, es amigo de Jairo en sus borracheras, hace mandados en el pueblo.





Y la reina de reinas. Esta bella mujer ha sido la única y verdadera reina del pueblo. Ella sí le hace sincera reverencia a esa corona que siempre lleva puesta.



Y estos otros rostros que están por ahí, dejándose ver en toda su esencia por una cámara.




miércoles, 2 de diciembre de 2009

Hombre sistema

El hombre de hoy es cada día más compatible con el sistema que con los otros de su especie. Aprende más fácil a manejar el computador que una conversación con otro que también puede hablar. Entregamos a nuestros niños a una pantalla para que no se sientan tan solos y tan aburridos mientras los grandes se comentan, a manera de chisme, sus tristes y desoladas rutinas. En estos días últimos el hombre se entrega al que lo resuelve todo por él: el sistema. Ese gran monstruo que se ha encargado de arruinar lo que tiene el humano de humano. Ahora es más difícil comprender al hombre y se vuelve tortuoso pensar en su existencia que está tirando por un abismo donde su único fin es el olvido, la desventura. La gran esperanza que nos queda a muchos es que ese sistema se vaya por el mismo abismo por el que caerá el hombre cuando ya todo se le salga de las manos y sea incontrolable. Víctima de su propio invento. Ahora los relojes marcan las horas con más afán, porque también saben a la velocidad que todo gira y seguramente estarán cansados de dar horas y horas y ver que todo empeora y los hombres están más meditabundos y ensimismados, no reaccionan, como muertos que respiran y eso que tampoco saben respirar.

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