miércoles, 2 de diciembre de 2009
Hombre sistema
El hombre de hoy es cada día más compatible con el sistema que con los otros de su especie. Aprende más fácil a manejar el computador que una conversación con otro que también puede hablar. Entregamos a nuestros niños a una pantalla para que no se sientan tan solos y tan aburridos mientras los grandes se comentan, a manera de chisme, sus tristes y desoladas rutinas. En estos días últimos el hombre se entrega al que lo resuelve todo por él: el sistema. Ese gran monstruo que se ha encargado de arruinar lo que tiene el humano de humano. Ahora es más difícil comprender al hombre y se vuelve tortuoso pensar en su existencia que está tirando por un abismo donde su único fin es el olvido, la desventura. La gran esperanza que nos queda a muchos es que ese sistema se vaya por el mismo abismo por el que caerá el hombre cuando ya todo se le salga de las manos y sea incontrolable. Víctima de su propio invento. Ahora los relojes marcan las horas con más afán, porque también saben a la velocidad que todo gira y seguramente estarán cansados de dar horas y horas y ver que todo empeora y los hombres están más meditabundos y ensimismados, no reaccionan, como muertos que respiran y eso que tampoco saben respirar.
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1 comentario:
A veces me pregunto si no deberíamos sentarnos
en la cuneta, tirar la toalla, meter toda nuestra
experiencia en un baúl, tirar el baúl al río y dejar
que los niños improvisen una sociedad nueva.
Quizá a ellos se les ocurra aquello de "Ama a tu
prójimo como a ti mismo", que es, sin duda alguna,
la constitución ideal
F.
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