jueves, 12 de noviembre de 2009

Particularidad de muerte

Es la muerte la que habita en la noche estos lugares, los cementerios, y en el día está esa blancura que fastidia por su terrible palidez la ver algunos aposentos vacíos con el tamaño de un ser humano, porque se parece a un hombre pero es la muerte.
Algunos contienen nombres y fechas antiguas, pero de otros ni su nombre ni fecha se sabe, está el vacío y con la posibilidad de haber estado ocupado por un cuerpo inmóvil, solo posibilidad.
Se conserva, sin embargo, la tierra con sus cientos de cruces (de cruz) encima. Quiénes estarán ahí? Tampoco hay nombres, algunas están a punto de colapsar, otras ya lo están completamente, se rindieron a seguir en pie, firmes, haciéndole compañía al que algún día tuvo vida y nombre, y ahora es solo cuerpo muerto, luego huesos.
Y la fosa común cientos de huesos arrumados, el uno encima del otro, como si su destino fuera ese, cargar con los huesos del otro y ser de los tantos NN que han ocupado los cementerios de Colombia. Son sólo huesos renegridos, que antes estuvieron ligados y formaron un esqueleto. Es el ciclo natural.
En este cementerio, desde donde hablo, siguen pasando particularidades con la muerte. Esto que describo pertenece a la parte trasera del cementerio de Andes, mi pueblo, el que talvez guarde un espacio para mí. Quisiera estar en esa parte trasera, donde a los visitantes les da miedo arribar. Ya la muerte se encargará del resto. En esa parte de atrás, en toda la mitad de una manga, hay dos torres de lata, muy altas, de unos diez metros cada una -en honor a Gonzalo Arango- dice su fiel seguidor, Kale, del que seguramente Gonzalo se avergonzaría. Pero están ahí y tienen ya sus años. Se ven desde varios sitios del pueblo, significando para el mismo fiel seguidor -la nada-
El frente da una cara distinta. Nadie se imaginaría lo que podría pasar detrás. ¿Será por el temor que le tienen a la muerte que es bueno ocultárselas y ponerle una mejor cara? O ¿los de atrás no merecen mostrar su cara al pueblo porque su estrato no se lo permite?
Ahí pueden ver en la fotografía más exactamente de lo que les hablo.













4 comentarios:

Pedro Arturo dijo...

Buen texto para este mes de difuntos. Fotografías a la medida. Eres esa "reportera" de interiores, de estados síquicos olvidados, de terrores, desasosiegos, melancolías. Gracias, bella.

Alexa del Coral dijo...

Impresionante. Las fotos son muy bellas para tener un tema tan lúgubre. Te invito a acompañarme en mi blog: www.hechosyhechizos.blogspot.com

pompiliooo dijo...

si, a mi me da miedo la muerte. de solo pensar que mi cuerpo se va a dañar... prefiero que me quemen. polvo serè, màs polvo enamorado... parodiando un viejo poema.

Anónimo dijo...

Cuan desolada se sentiría mi alma al vagar por estas ruinas?
Es triste saber el mal estado en que se encuentra nuestro cementerio, mientras que los curas charlatanes de andes se enriquecen con la fortuna que le dan los fieles ignorantes.
Hermanita, orgulloso por ti y rico que puedas hacernos abrir un poco los ojos y ver toda esta putrefacción que azota nuestro territorio. Un abrazo

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