viernes, 28 de agosto de 2009

Dulce azar

Todo empezó desde que la noche anterior estuve fisgoneando un par de gatos que se acortejaban en el prado de mi casa. Una hermosa felina blanca, con cola negra, le bailaba un tango a un gato negro, el cual la miraba inmóvil en su sitio lanzando unos maullidos al cielo, cantando al estilo Ray Charles y ella lo seguía con sensual voz, una Carmen McRae. Ese dueto, y duelo al mismo tiempo, me despertó. Era dulce y doloroso. Como la poesía y una batalla al mismo tiempo. Eran las dos de la mañana y la calle estaba sola y nada de ruido, excepto el de los gatos. La luz de lámpara, amarillenta, les reflejaba sus figuras en la hierba y la sombra del árbol parecía tragarlos. Estaban cerca de la ventana de mi casa. Los miré a través de la cortina sin que ellos se dieran cuenta, aparentemente. Luego me paré en la esquina donde está el vidrio quebrado y los miré perfectamente. Qué espectáculo. Alguien del segundo piso les tiró agua y ambos salieron para lados distintos como un par de rayos, y yo para la cama como otro rayo. Yo me asusté tanto cuando sentí el agua encima, que corrí igual que ellos. Estaba en el cuerpo de la gata. Corrí hasta le esquina a esconderme. Dejé de ser gata y estaba en la cama. Me he estado sintiendo como gato con cuerpo de mujer desde esa noche. En el día tomé vino y estuve escuchando jazz en los tejados, caminando por las calles, luego descansando en algún lecho y cazando algunos ratones. Hoy estuve tentando la suerte para ver si era gato. Cogí el par de dados que tengo en una mesita, les pregunto que si soy gato o mujer o que si es lo mismo. Me dicen que si tiro un par de 3, me dirán que son las tres cosas y me advierten que puedo lanzar los dados en tres veces. ¡Con alrededor de 150 posibilidades para lanzar tres veces! me arriesgo. Los froto en mi mano y pienso en un par de 3. Y la primera vez fallo, pero me cae un 4 y 1. Ese número es bien raro. No entendí porqué ese par de números. Lancé la segunda vez y cae un doble 5. Otro misterio. No he profundizado en los números entonces lacé la tercera vez sin pensar en más y es doble 3. Me asusto un poco, los dejo en su sitio. Salgo caminando por toda la casa, me escondo en todos los rincones, tomo algo y pienso en los techos…


Pintura de Franz Marc

1 comentario:

Pedro Arturo dijo...

"El día es de los pájaros, las noches son del gato" Qué bella visión nocturnal, erótica y misteriosa...Muy "Felliniana".
Me quedé pensando, cómo será mirar el universo a través de ese vidrio roto...Todo un Aleph.
Abrazos.

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