domingo, 5 de mayo de 2013
El destello de la ventana
Se vuelve a abrir la ventana que durante tanto tiempo estuvo cerrada con llave. Las telarañas ya habían formado un mandala y las arañas habían casado miles de insectos. El polvo ya no tenía espacio donde asentarse, de vez en cuando pasaba mi dedo y hacía algunas figuras.
Cerrar la ventana es adentrase en el vientre y descubrir el mundo a solas. Miles de cosas pasan a cada instante y ellas se guardan para ir inflando el globo de los recuerdos.
Un día la ventana me hizo un gesto de preocupación: no sabía cuándo se volvería a abrir. Yo tampoco sabía. No se quién sabía. No indagué mucho hasta que lo olvidé.
Hoy, en el momento menos esperado, tuve el empujón que me llevó a abrirla. La llave estaba bien guardada y eso sí sabía dónde. Me esperaba, tibia, en una cajita de cartón donde también guardo algunos secretos.
Cuando la ventana se empezó a abrir, chirrió un poco y hubo que hacer algo de fuerza porque estaba pegada.
Hace días soñé que la abría y un destello me cogía del brazo y me llevaba volando por un paisaje completamente blanco, como si estuviera cubierta de niebla.
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