martes, 6 de abril de 2010
Los días de la tristeza
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Es evidente el caos. Nos acecha ferozmente y sin embargo “aquí no pasa nada”, frase que desde años ha estado ocultando toda esa miseria y traición de los que dirigen el mundo. Hay terremotos fatales. Nos está rodeando la catástrofe. Se acerca a este pueblo que supuestamente ha estado en calma de tragedias naturales, porque política y económicamente es un desastre. El dólar cae como coco y otra vez más el país sufre las consecuencias, eso por buscar ser más internacional. Por buscar la explotación de nuestros recursos por parte de Norte América y Europa y del que quiera. Ellos sufren la crisis y por ende nosotros sufrimos. El mundo ya soltó sus riendas y se desbocó. Se les salió de las manos a los que tanta seguridad tenían. Uribe no será reelegido, pero quién vendrá? Será Santos? Recuerden que este también nos quiere internacionalizar y seguir con la “seguridad democrática” que ahora menos la entiendo. Sería continuar con la incertidumbre, sería desbocarse de nuevo, un país que tanto necesita de una mano noble. Las mentes por estos días también andan en caos. La mía ha sufrido toda esa desesperación de la tragedia, se la instalado la tristeza, y así se prepara para lo peor, porque mi refugio no es el mundo, sino el espíritu. Qué se dirá de esas mentes que no tratan de entender qué es lo que pasa, de pensarse en el aquí y en el ahora, porque es el mundo material lo único que existe en sus mentes. Nada de sueños materiales, dejemos los sueños para la noche. Se nos hace tarde y no habrá escapatoria. Hay que alarmarse y fijar una posición, ahora que vienen elecciones y que necesitamos un cambio, pero el principal cambio está dentro de nosotros, de nada vale quejarse, dar soluciones de palabra, si nada hacemos por nosotros, por nuestro espíritu cada vez más desnutrido y macilento. Se incrementarán los suicidios? El hambre? La guerra? Sí ha de ser así, que sea hasta el límite y que por fin aprendamos a convivir.
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2 comentarios:
B. Ramírez, usted escribe muy bien, me gusta, está llena de vitalidad trágica, pero también ternura, una dulce y sincera.
Volveré pasar por aquí
Un saludo cordial
y yo pensando qe los dias de tristeza eran cuando me despertaba soñando lo qe deseaba haber terminado
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