



Después de tantas transformaciones en mi vida, la sensibilidad se agudizó aún más. Sí, fue una metamorfosis, que después, los que me conocen, se darán cuenta de cuál y los que no también.
Lo pequeño siempre me asombra. La mayoría de mis recuerdos, se deben a esos pequeños detalles que marcaron el momento. Te das cuenta, luego, que lo mínimo es más bello y la mente se vuelve un mundo de posibilidades. También te das cuenta que eso tan pequeño le dio un gran giro a tu vida y por lo menos estuviste ahí, con los ojos abiertos, observando. Viste que todo se reveló y tomó otro rumbo. Y entre más pequeños son los detalles, más cuenta te das de los cambios que producen. Es así como la metamorfosis del cuerpo y alma es tan necesaria que de vez en cuando alguna no cae mal.
Estas son algunas imágenes que atrapé por ahí. La esencia de ellas se esconde en algún lado.